Jamás, y vuelvo a decir, jamás, me he levantado de mi butaca a media película.

Con esta película lo he hecho. Al principio pensé que, lo que yo pensaba que iba a ser una película épica de efectos especiales, realmente era una broma. Que sería una confusión mía.

No, no, se ve que era una película «épica» de efectos especiales. Nada que ver. El anzuelo de Matt Damon nos engañó.

Deplorable. No hay más.

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