Una abrumadora sobredosis de puñetazos, testosterona, explosiones y conducciones imposibles de vehículos. Este es el cóctel de la película y no hay mucho más.
Escenas espectaculares, dos gallitos muy machitos enfrentados pero que acaban hermanándose y poco más.
Creo recordar que, en las primeras películas de esta saga, había una motivación más definida por los coches de gama alta. No sé cómo han llegado a este tipo de películas, pero aquí están. Para endulzar el veranos a los ávidos de la acción.
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