Una de esas películas que, con un buen puñado de palomitas, se deja ver.

La típica historia de un desastre que, si el protagonista ha de tener mala suerte, la tendrá. Todo se le vuelve en contra siempre y todo le sale mal, pero acaba triunfando. Un ejemplo más (de los infinitos que existen en las películas de ficción) de la teoría jesucrística del renacer desde el fracaso.

Te mantiene en tensión mucho rato. Las imágenes son espectaculares pero los efectos especiales algo inconsistentes. Pero bueno, como la película tiene un carácter familiar, pues no está mal para poder explicarle a los peques que nada de eso ocurre y que mucho de lo que vemos es falso. Hasta ellos se dan cuenta 😉

Poco más que añadir. Una película entretenida vacía de cualquier complicación en el guión. Desde el minuto uno ya sabes quienes son los malos y quienes los buenos. Sin aspiraciones, solo entretener.

Para esta época de confinamiento, es divertida verla.

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