Una narración tranquila pero contundente de un hecho histórico que avergonzó al mundo pero al que se le supo enmendar democráticamente.
Una actuación soberbia, como nos tiene acostumbrados, de Ricardo Darín.
Disfruté y me emocioné con muchos de los pasajes de la historia. Es creíble y no la edulcoran en ningún momento.
Una envidia en lo histórico y en lo artístico.
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