He de admitirlo, me ha generado sentimientos encontrados. Los guiones del director de esta película se han de reconocer como originales. Tanto, incluso, que necesitas un tiempo para situarte en la forma de narrar la historia que tiene. Y en este caso no ha sido diferente. Para bien.
Me ha generado sensaciones de dulzura, risas, lástima, odio, estupor. Y, lo mejor, todo a la vez.
Una historia que trata de las dificultades que tiene su protagonista (un Steve Carrel sublime como nos tiene últimamente acostumbrados: la gran apuesta o el vicio del poder) al ser algo diferente al mundo que lo rodea. Una historia muy actual con un envoltorio muy artístico.
Al final, cuando sales de la película, no te queda otra que aceptar que de nuevo, habías prejuzgado la película en los primeros 10 minutos. Otro trocito de obra de arte de Robert Zemeckis).
Digna de ser recordada.
Ficha técnica en IMDB